Dios es el que resplandeció en nuestros corazones
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Romanos 8:15-16
Jesús, nuestro sumo sacerdote, vive intercediendo por cada una de sus ovejas, para que la gloria de Dios el Padre se manifieste en sus vidas. Porque no somos huérfanos, ahora somos hijos de Dios.